Pasó en el espectáculo: Otra vez, los argentinos en "default"
Buenos Aires, 3 de septiembre (Reporter). Una vez más, los rockeros argentinos, considerados de los más prolíficos y talentosos de América Latina, se fueron con las manos vacías de los premios Grammy Latinos.
La entrega de reconocimientos que organiza la Academia de Artes y Ciencias de Grabación Latina de Estados Unidos despierta desde hace tres años toda clase de expectativas entre los artistas, el público y los medios locales.
Pero año a año, los argentinos suelen quedar excluidos de los premios principales, salvo en la categoría de tango. Aunque en estos galardones nada está asegurado.
En esta edición de los premios todas las esperanzas locales estuvieron enfocadas en Kevin Johansen, que sorpresivamente, ya que no tiene el apoyo de ninguna multinacional, quedó entre los nominados a las tres categorías principales.
Aunque al final, los premios de mejor canción, grabación y disco fueron a parar a manos del español Alejandro Sanz. Lo que no es extraño, ya que es un artista de reconocido talento.
Ahora bien, otros argentinos con muy buenos discos en competencia -Charly García, Fito Páez, Luis Alberto Spinetta, Bersuit Vergarabat, Divididos, Babasónicos, León Gieco y Alejandro Lerner- resultaron vencidos frente a artistas de México y Centroamérica.
Es cierto, los músicos de dichas regiones tienen una llegada mucho más fácil al público hispano de Estados Unidos, que los encumbra en los rankings latinos como los más vendedores.
El problema es que en ningún lado está explicitado que los Grammy sean un premio a la venta de discos y no a la calidad musical, a la originalidad o al carisma de los compositores e intérpretes.
Tal vez sería bueno dejar de darles tanta importancia a nivel local. O empezar a llamar a las cosas por su nombre y denominarlos como los "Premios a los artistas hispanos que más venden en Estados Unidos". (Reporter)
ML
La entrega de reconocimientos que organiza la Academia de Artes y Ciencias de Grabación Latina de Estados Unidos despierta desde hace tres años toda clase de expectativas entre los artistas, el público y los medios locales.
Pero año a año, los argentinos suelen quedar excluidos de los premios principales, salvo en la categoría de tango. Aunque en estos galardones nada está asegurado.
En esta edición de los premios todas las esperanzas locales estuvieron enfocadas en Kevin Johansen, que sorpresivamente, ya que no tiene el apoyo de ninguna multinacional, quedó entre los nominados a las tres categorías principales.
Aunque al final, los premios de mejor canción, grabación y disco fueron a parar a manos del español Alejandro Sanz. Lo que no es extraño, ya que es un artista de reconocido talento.
Ahora bien, otros argentinos con muy buenos discos en competencia -Charly García, Fito Páez, Luis Alberto Spinetta, Bersuit Vergarabat, Divididos, Babasónicos, León Gieco y Alejandro Lerner- resultaron vencidos frente a artistas de México y Centroamérica.
Es cierto, los músicos de dichas regiones tienen una llegada mucho más fácil al público hispano de Estados Unidos, que los encumbra en los rankings latinos como los más vendedores.
El problema es que en ningún lado está explicitado que los Grammy sean un premio a la venta de discos y no a la calidad musical, a la originalidad o al carisma de los compositores e intérpretes.
Tal vez sería bueno dejar de darles tanta importancia a nivel local. O empezar a llamar a las cosas por su nombre y denominarlos como los "Premios a los artistas hispanos que más venden en Estados Unidos". (Reporter)
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