Buenos Aires, 29 de agosto (Reporter, por Laura Lunardelli). Producto de la globalización y el avance de la tecnología hoy es posible conocer al instante el arte que se hace del lado opuesto del planeta. Pero todavía hay quienes, a la vieja usanza, se nutren de otras culturas de primera mano. Tabaquito Marroquí es ejemplo de ello. La Patagonia, La Plata, Brasil, Ibiza, Barcelona y Puerto Rico son algunos puntos de un andar errático que dio por resultado un disco ecléctico pero de rock al fin: "La cura".
"Se me hace difícil definirlo porque ya no sé que es rock", dice, a propósito de "La cura", el propio Tabaquito Marroquí, que no es otro que Alejo Gandini. Claro que, con un seudónimo que le viene más que bien para deshacerse de la presión que significa un apellido con tanto prestigio en la música argentina.
Pero desde muy chico Alejo -hoy Tabaquito- decidió hacer su propio camino. A los diez años formó su primera banda. "Teníamos un grupo que se llamaba Los Amigos y ensayábamos en los bosques, en El Bolsón, haciendo los pasitos de baile de Los Parchís, una ridiculez", rememoró sobre una infancia con padres "hippies" pero que, evidentemente, no podía escapar a productos foráneos que, en aquella época, llegaban a través de la televisión y el cine. "Me las vi todas las películas de Los Parchís", añadió el músico que hoy tiene 34 años.
"Entonces, llegó mi abuelo, que vivía en Buenos Aires, y yo le había pedido 'abuelo, traeme el último de Los Parchís. Pero no me lo trajo; me trajo La Máquina de Hacer Pájaros y yo me enojé. Y a las tres semanas se murió y yo lo amaba, se murió de repente, y ahí dije '¿a ver qué me trajo?'. Y puse La Máquina. Y pasé de Los Parchís a La Máquina; ahí empezó mi rock, ahí empecé a investigar y a dejar de bailar en los bosques para tocar la guitarra", contó Tabaquito.
Pero la Patagonia no fue el único sitio en el que vivió Tabaquito. Allí llegó tras emigrar sus padres en tiempos de la dictadura militar y después de pasar por Brasil, Ibiza, Barcelona y Buenos Aires. Y S.O.S. y El Ministerio fueron otras de las bandas que formó de chico. Con la última llenaba el único teatro que había por aquel entonces en Viedma y hasta tenía fans.
De adolescente decidió ir por las suyas a La Plata y después a Hurlingham. Y llegó la formación Jirafas en Llamas y el casamiento con la bajista Valentina de la banda así llamada en su honor para evitar entrar en la Marina en el último año en el que estuvo vigente el servicio militar en la Argentina.
Después vino España de la mano de Jorge Álvarez como productor de su disco (1996, también llamado "Valentina"), y un accidente de tránsito que le provocó traumatismo de cráneo y casi un año de inmovilidad física y mental. "El accidente me marcó mucho, me atropelló un 'bondi' de la línea 67 y todo lo que había aprendido desde los doce lo tenía en la cabeza pero no lo podía tocar porque no tenía fuerza en las manos, por el traumatismo y por las pastillas que me daban que me mataban", recordó.
Y otra vez llegó el turno de España, esta vez para componer para artistas como Alejandra Guzmán y Martha Sánchez. Allí surgió el apodo de Tabaquito Marroquí, por esperar un tabaco de Marruecos que nunca llegaría pero que hoy le quita la presión de llamarse Gandini.
Enseguida vino la gira por gran parte de España y América Latina con Javier García -en ese momento a caballo del hit "Tranquila"- que incluyó desde presentaciones en Valencia y Puerto Rico hasta seguidilla de shows en el Luna Park junto a Rodrigo. Y llegamos al presente con el resultado de tan intenso viaje: "La cura".
El álbum, editado por Sony-BMG, fue producido en un principio por Pablo Guyot y Alfredo Toth. Pero el propio Tabaquito quedó a cargo, finalmente, junto con "Darta" Sarmiento. Sonido ecléctico si lo hay, el trabajo que será presentado en sociedad en el inminente festival Pepsi Music cuenta con influencias hispanas y latinas pero también tiene una impronta rockera setentista, tanto argentina como anglosajona.
"Tocar con músicos de otras nacionalidades y, sobre todo, con músicos cubanos, me ayudó a sacarme esa cosa que tenemos los argentinos de tribus muy marcadas en cuanto a géneros. Aprendí mucho del bajista de Chayanne, aprendí muchísimo de Sandoval, que es el percusionista de Steve Wonder, y aprendí mucho de tocar otros estilos, como 'Lágrimas negras', que es un tema popular cubano y que me pone la piel de gallina como un tema rockero", aportó Tabaquito.
El músico agregó que en países como España y Puerto Rico "ni músicos ni público tienen los prejuicios que se tienen en la Argentina. La competencia entre músicos es como cortarnos la cabeza entre hermanos, en un punto. Suena hippie pero bueno, yo soy hijo de hippies".
+ ¿Cómo definís tu estilo musical?
Se me hace difícil definirlo porque ya no sé que es rock. Porque para mí no es rock Miranda!; para mi rock es Pappo. Yo creo que estoy absolutamente en el rock. Mi cuna es Zeppelin y hacia allá voy. Cuando tuve que hacerme cargo de decidir para dónde mandar este disco la decisión fue hacer un disco liviano porque ya tuve golpes y golpes y más golpes, para mi gusto demasiados; antes de empezar este disco me divorcié del amor de mi vida después de once años, entonces quise hacer un disco cantable y cancionero. Aunque fui ultra sangriento en las letras conmigo mismo. Es que sé que voy a terminar absolutamente rockero. Voy a terminar en el rock de Pappo y en el rock que tenía Miguel Abuelo también.
+ ¿Cómo evaluás el presente del rock argentino en el que te insertás con "La cura"?
La gente no es tonta, sabe que la Argentina en algún momento fue una usina de creatividad; éramos el país más creativo de Latinoamérica y en este momento no es así. En México hay cosas mucho más creativas que en la Argentina y es por falta de renovación y por venir siempre del golpe: los milicos, el uno a uno, el corralito
Somos un pueblo absolutamente golpeado. No tuvimos la tranquilidad que quizá tienen en España para crear y no tener que estar preocupadísimos porque se muere tu vieja o porque no le alcanza la jubilación y vos no tenés dinero porque sos músico. Me parece que estamos todos metidos en un gran lío que no nos da tiempo para crear.
+ Como parte de ese gran lío, ¿el público está menos exigente también?
Quizás porque se da cuenta de que no tiene a quien exigirle. Porque en este momento a quien le podés exigir más. A Charly García se le podía exigir mucho más en alguna época. Pero ahora es distinto. Y eso de que el que está en el escenario es igual a mí es una mentira. Alguien que llena un estadio nunca va a ser igual al que está dos meses juntando para pagar la entrada, y eso me parece una mentira que rasguña lo cruel. Me parece un deber de los músicos no engañar a la gente y son cosas que las fuimos perdiendo. El rock siempre fue estar en contra; a mí fue lo que me enseñaron y por eso elegí el rock, sino elegía otra música. Porque con mi apellido elegía la música clásica y era más fácil, estaría en el Colón y todo en orden. Lo que me atrajo del rock fue eso de estar en contra. Y hoy en día el rock no está en contra de nada. El rock nació protestando contra algo y hoy no protesta contra nada.
+ Quizá haya cambiado lo que se entiende por rock, como cambió el contexto
Para mí Rodrigo es más rockero que (Ricardo) Iorio. Cuando toqué en el primer Luna Park con Rodrigo, porque siempre tocaba "Tranquila" con Javi, me pasó que Rodrigo se sentó a la batería y tocaba como un rockero y después me acuerdo de terminar tocando siempre en lugares y era super rockero él. Y acá no es respetado alguien como Rodrigo porque el rock y los rockeros no lo respetan. ¡Y hay tantas bandas de supuesto rock que hacen cumbia! El rock es Bersuit tocando "Tomo para no enamorarme" y el rock es Miranda! y me cuesta asumir esto. No estoy tirando mala onda; estoy confundido en el mensaje porque para mi rock es Zeppelin
+ ¿Qué opinás de República Cromagnon?
Que muchas bandas no tienen donde tocar. Y que una banda nueva no pueda tocar es matar la cultura de un pueblo, es tremendo. Entonces se terminan las bandas nuevas. De dónde sale la cultura del pueblo en este momento si no hay donde expresarse. Y Callejeros vende su disco a 45 pesos. Siempre estamos en esa mano de egoísmo, porque eso está bien para ellos nada más. (Reporter)
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