Pasó en el espectáculo: El regreso de los muertos vivos
Buenos Aires, 7 de abril (Reporter, por Laura Lunardelli). Andrés
Calamaro resultó ganador del Gardel de Oro, a pesar de que poco y nada ha
renovado su discografía en los últimos años. Es más, de ser uno de los
rockers argentinos más prolíficos pasó a un período de nula producción. ¿Por
qué, entonces, el reconocimiento?
Se suele decir, y con razón, que los premios son ingratos, injustos y
hasta que no tienen razón de ser. En el caso del Gardel de Oro recibido por
Calamaro habría que analizar si su razón de ser pasa por lo estrictamente
profesional o roza un reconocimiento que hace mella en lo humano...
"El regreso a mi país fue lo más maravilloso que me podría haber pasado",
dijo Andrés, al momento de recibir la estatuilla de parte de la Cámara
Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas (Capif).
Si de música argentina se trata, hay que decir que la Patria de Calamaro
lo ha recibido con los brazos abiertos en su reciente vuelta. Es más, al
volver a la Argentina Calamaro no solamente volvió a su tierra sino que
volvió al rock y a la vida.
Atrás no solamente quedó España sino una vida de excesos que lo llevó al
borde de la muerte. No por nada su último disco, con canciones, una vez más,
repetidas, se llama "El regreso".
Entonces, ¿qué premió la industria de la música argentina y la comunidad
rockera local toda con este Gardel? ¿La producción artística de Calamaro o
su vuelta a la vida? De ser esto último, igualmente, bienvenido. Ya vendrán
las canciones. Quizá, entonces, se haga justicia. (Reporter)
LL
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